jueves, 22 de agosto de 2013

Lewis Hine y la fotografía social

Lewis Hine (1874-1940) definió su propia obra como “fotografía social” [1]. Efectivamente, Hine, junto a autores como Jacob Riis, comenzó a gestar a inicios de los XX un tipo de fotografía que abordaba temas sociales al margen de pretensiones estéticas y falsas intenciones. Podría considerarse como uno de los precursores de una tradición documentalista que cobra fuerza en los años treinta [2]. En 1908 el autor ya emprende reportajes significativos como el que realizó al servicio del National Child Labour Committee, delatando el trabajo de los menores en la sociedad de principios del siglo XX y consiguiendo que los legisladores prohibieran la mano de obra infantil [3].



Su otro gran trabajo Men at Work (1932), está realizado 22 años después y pertenece a una serie cuyos antecedentes deberíamos encontrarlos en 1919, año en que Lewis regresa a Nueva York tras un trascendente viaje a Europa que supone una cierta transformación de su lenguaje. El fotógrafo vuelve a introducirse en el mundo laboral pero ya no para denunciar la explotación o la miseria que padecía la clase trabajadora, como hizo en el mencionado reportaje o en el estudio Pittsburg Survey, sino para exaltar la dignidad que el trabajo ofrece al ser humano. Nos hallamos en un momento en que Estados Unidos está viviendo un rápido y potente desarrollo económico. Hine elogia el esfuerzo y el labor de los trabajadores norteamericanos con fotografías que alcanzan su máxima expresión en el reportaje sobre la construcción del Empire State (1930-31). Sin embargo, en 1930 la economía de Estados Unidos se haya en un momento muy difícil y estas imágenes ya no son sólo una alabanza al trabajo obrero sino que, sobre todo, simbolizan el alzamiento de un edificio que se percibe como un signo de esperanza y desarrollo para el pueblo americano. Hine recupera así, quizá inconscientemente, aquella función de la fotografía como herramienta al servicio del progreso.


A nivel estético, en la fotografías se pueden apreciar esas miradas que dejan atrás la rigidez decimonónica y aprovechan las potencialidades de la instantaneidad. Sin duda, podemos afirmar que el autor se habría visto influido por las nuevas vanguardias y la “Nueva Visión” que se había ido configurando, especialmente, a partir de los años 20 en Europa. Es justamente en estos momentos que sale a la luz una entrevista a Hine bajo el título “tratar el trabajo artísticamente” [4]. El punto de vista picado, la composición y otros aspectos nos hacen pensar que existe, a pesar de la característica visión humana y natural del autor, un componente cuidadosamente formal y estético que aporta un valor añadido y una “escritura personal” a las fotografías de Hine. No es casual, que en ocasiones se reivindique a Hine más como artista moderno que como reportero social.

[1] Burke, Peter. Visto y no visto: el uso de la imagen como documento histórico. Barcelona: Crítica, 2005, p. 26. [2] Sougez, [2] Marie-Loup. Historia de la Fotografía. Madrid: Cátedra, 2006, p. 405.
[3] Sontag, Susan. Sobre la fotografía. México: Santillana, 2006, p. 95.
[4] Ibid, p. 96.

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