
Escrito de forma clara y comprensible, Tusquets mantiene un tono distendido a través del cual expone, sin tapujos, hipótesis e ideas de gran calado como el cuestionamiento de la afirmación, académicamente aceptada, que sostiene que el canon de belleza es una realidad fluctuante que se modifica de forma paralela al paso del tiempo. Tusquets habla sin pelos en la lengua pero no cierra ninguna puerta: su libro es más una invitación a la divagación personal que un teórico y ortodoxo tratado de arte con respuestas precisas. Amenizado con excelentes toques de humor, el libro es una muy buena opción para el próximo Sant Jordi.
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