La digitalización no siempre es necesaria. Como indica Francisca Frey, “la digitalización es una herramienta, no un fin en sí mismo. La selección de materiales fotográficos que hace falta digitalizar han de basarse en una comprensión rigurosa de la naturaleza y uso potencial de la colección” (1) .
Antes de llevar a cabo un proceso de digitalización hemos de haber analizado y fijado previamente un buen conjunto de parámetros para adecuar dicho proceso a nuestras futuras necesidades (2). No hemos de dejarnos llevar por la fiebre digitalizadora y como indica Manuel Santos, sería interesante preguntarnos en primer lugar qué puede aportar la digitalización a nuestro archivo (3). A pesar de las copiosas ventajas hemos de tener claros los objetivos que perseguimos, puesto que serán estos precisamente los que condicionarán todo el proceso de digitalización. En este sentido, Francisca Frey refuerza esta visión y plantea que el establecimiento de propósitos ha de realizarse desde diferentes perspectivas y tener en cuenta aspectos muy dispares, desde el coste económico, hasta qué beneficios a corto y largo plazo obtendrán nuestros potenciales usuarios (4).
Una vez hemos creado una visión general del proceso y de nuestros objetivos debemos planificar el trabajo de forma clara y teniendo en cuenta que las decisiones tomadas en estos momentos, afectarán al futuro mantenimiento del archivo. Todo se ha de concebir sabiendo los costes y el presupuesto disponible y los recursos económicos necesarios para mantener la colección en condiciones. Habrá que tener presente, pues, cuestiones como sistemas de seguridad, personal, equipos, sistemas de migración y otros temas. Por otro lado, será necesario conocer y trabajar a partir de la singularidad de nuestros documentos (volumen, naturaleza, características técnicas y físicas, etc.). De la misma forma es importante el asunto de los derechos patrimoniales y de propiedad intelectual de nuestras fotografías porque ello marcará el tipo de reproducción, de difusión y comunicación pública de las imágenes (5).
Como buen SID una de nuestras intenciones a la hora de digitalizar parte de nuestro fondo será aumentar las posibilidades de difusión. En este sentido y siguiendo los consejos de Manuel Santos (6), deberemos realizar una recogida de información previa que nos permita identificar tipologías de usuarios y servicios que suelen requerir y analizar las estrategias seguidas por otros archivos con características parecidas. De la misma forma, para conseguir sacar el mayor partido a nuestro proyecto también se debe plantear las previsiones y las nuevas posibilidades que se presentarán con el resultado de la digitalización. Es decir establecer una especie de marco futuro, con los principales beneficios de nuestro trabajo.
Algunos de los factores ha analizar en el momento de realizar un proyecto de digitalización son la tipología de nuestros usuarios (fotógrafos profesionales, estudiantes, gente común, etc.), el tipo de usos que se dará a nuestros documentos (comercial, cultural, etc.) y los formatos y soportes existentes en nuestro archivo. Estos aspectos son importantes porque marcarán cuestiones como la calidad de visualización e impresión que necesitarán las imágenes, los puntos de acceso y el nivel de la catalogación. De la misma forma, el análisis de nuestros usuarios y documentos nos ha de permitir determinar que necesitamos digitalizar en primer lugar, es decir, establecer prioridades en función de, por ejemplo, fotografías más solicitadas, estado de conservación del documento o imágenes que deseamos promocionar (7).
(1) Frey, Franziska. “Creació de col·leccions digitals”. Imatge i Recerca 7:es Jornades Antoni Varó. Girona: Ajuntament de Girona, 2002, p. 39.
(2) Tal y como recuerda Luis Pavao “la adopción de un sistema informatizado es la opción acertada por la mayor parte de los archivos. No sólo es enriquecedora y ventajosa, sino inevitable hoy en día. Pero debemos sopesar bien los costes en equipo y colaboración para poder llevarlo a cabo con éxito”. Esto mismo lo podemos aplicar al proceso de digitalización que no deja de ser un paso más en la informatización de nuestro archivo. Pavao, Luis. Conservación de colecciones de fotografía. Granada : Junta de Andalucía, Consejería de Cultura: Comares, 2001, p. 216.
(3) Santos, Manuel. “La fachada de tu archivo, estrategias y herramientas para la difusión digital de archivos fotográficos”. En: Imatge i Recerca 7es Jornades Antoni Varó. Girona: Ajuntament de Girona, 2002, p. 55.
(4) Frey, Franziska, op. cit., p. 32.
(5) Casellas Serra, Lluís-Esteve; Iglesias Franch, David, “Nuevas tecnologías y tratamiento de fondos y colecciones fotográficas”. Terceras Jornadas: imagen, cultura y tecnología. Madrid : Universidad Carlos III: Archiviana, cop. 2005, p. 163-164. En este ámbito existe un interesante y breve manual que se publicó con el propósito de dotar a los profesionales de la fotografía y de la documentación de una serie de normas orientativas. Boadas, Joan; Casado, Josep Xavier; Casellas, Lluís-Esteve; Pons, Jordi; Sais, Carme. Patrimoni cultural i drets d’autor. Instruments per a la seva gestió. Girona: Ajuntament, Col·lecció Textos i Documents, 8. 1998.
(6) Santos, Manuel, op. cit., p. 56.Antes de llevar a cabo un proceso de digitalización hemos de haber analizado y fijado previamente un buen conjunto de parámetros para adecuar dicho proceso a nuestras futuras necesidades (2). No hemos de dejarnos llevar por la fiebre digitalizadora y como indica Manuel Santos, sería interesante preguntarnos en primer lugar qué puede aportar la digitalización a nuestro archivo (3). A pesar de las copiosas ventajas hemos de tener claros los objetivos que perseguimos, puesto que serán estos precisamente los que condicionarán todo el proceso de digitalización. En este sentido, Francisca Frey refuerza esta visión y plantea que el establecimiento de propósitos ha de realizarse desde diferentes perspectivas y tener en cuenta aspectos muy dispares, desde el coste económico, hasta qué beneficios a corto y largo plazo obtendrán nuestros potenciales usuarios (4).
Una vez hemos creado una visión general del proceso y de nuestros objetivos debemos planificar el trabajo de forma clara y teniendo en cuenta que las decisiones tomadas en estos momentos, afectarán al futuro mantenimiento del archivo. Todo se ha de concebir sabiendo los costes y el presupuesto disponible y los recursos económicos necesarios para mantener la colección en condiciones. Habrá que tener presente, pues, cuestiones como sistemas de seguridad, personal, equipos, sistemas de migración y otros temas. Por otro lado, será necesario conocer y trabajar a partir de la singularidad de nuestros documentos (volumen, naturaleza, características técnicas y físicas, etc.). De la misma forma es importante el asunto de los derechos patrimoniales y de propiedad intelectual de nuestras fotografías porque ello marcará el tipo de reproducción, de difusión y comunicación pública de las imágenes (5).
Como buen SID una de nuestras intenciones a la hora de digitalizar parte de nuestro fondo será aumentar las posibilidades de difusión. En este sentido y siguiendo los consejos de Manuel Santos (6), deberemos realizar una recogida de información previa que nos permita identificar tipologías de usuarios y servicios que suelen requerir y analizar las estrategias seguidas por otros archivos con características parecidas. De la misma forma, para conseguir sacar el mayor partido a nuestro proyecto también se debe plantear las previsiones y las nuevas posibilidades que se presentarán con el resultado de la digitalización. Es decir establecer una especie de marco futuro, con los principales beneficios de nuestro trabajo.
Algunos de los factores ha analizar en el momento de realizar un proyecto de digitalización son la tipología de nuestros usuarios (fotógrafos profesionales, estudiantes, gente común, etc.), el tipo de usos que se dará a nuestros documentos (comercial, cultural, etc.) y los formatos y soportes existentes en nuestro archivo. Estos aspectos son importantes porque marcarán cuestiones como la calidad de visualización e impresión que necesitarán las imágenes, los puntos de acceso y el nivel de la catalogación. De la misma forma, el análisis de nuestros usuarios y documentos nos ha de permitir determinar que necesitamos digitalizar en primer lugar, es decir, establecer prioridades en función de, por ejemplo, fotografías más solicitadas, estado de conservación del documento o imágenes que deseamos promocionar (7).
(1) Frey, Franziska. “Creació de col·leccions digitals”. Imatge i Recerca 7:es Jornades Antoni Varó. Girona: Ajuntament de Girona, 2002, p. 39.
(2) Tal y como recuerda Luis Pavao “la adopción de un sistema informatizado es la opción acertada por la mayor parte de los archivos. No sólo es enriquecedora y ventajosa, sino inevitable hoy en día. Pero debemos sopesar bien los costes en equipo y colaboración para poder llevarlo a cabo con éxito”. Esto mismo lo podemos aplicar al proceso de digitalización que no deja de ser un paso más en la informatización de nuestro archivo. Pavao, Luis. Conservación de colecciones de fotografía. Granada : Junta de Andalucía, Consejería de Cultura: Comares, 2001, p. 216.
(3) Santos, Manuel. “La fachada de tu archivo, estrategias y herramientas para la difusión digital de archivos fotográficos”. En: Imatge i Recerca 7es Jornades Antoni Varó. Girona: Ajuntament de Girona, 2002, p. 55.
(4) Frey, Franziska, op. cit., p. 32.
(5) Casellas Serra, Lluís-Esteve; Iglesias Franch, David, “Nuevas tecnologías y tratamiento de fondos y colecciones fotográficas”. Terceras Jornadas: imagen, cultura y tecnología. Madrid : Universidad Carlos III: Archiviana, cop. 2005, p. 163-164. En este ámbito existe un interesante y breve manual que se publicó con el propósito de dotar a los profesionales de la fotografía y de la documentación de una serie de normas orientativas. Boadas, Joan; Casado, Josep Xavier; Casellas, Lluís-Esteve; Pons, Jordi; Sais, Carme. Patrimoni cultural i drets d’autor. Instruments per a la seva gestió. Girona: Ajuntament, Col·lecció Textos i Documents, 8. 1998.
(7) Ibid, p. 56-57.
Gracias GTG.Un abrazo
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