“Sacar fotos siempre me pareció una cosa muy traviesa, para mí era uno de los aspectos favoritos del asunto y cuando saqué la primera me sentí muy perversa”
A través de esta sección presentaremos biografías de artistas imprescindibles en la historia de la fotografía. Comenzaremos por una fotógrafa por la que sentimos especial predilección, tanto por sus imágenes (un conjunto de implacables latigazos directos al corazón) como por lo que representó en su momento.
Si hay alguien que ha materializado el adjetivo heterodoxo en el ámbito de la fotografía es sin duda Diane Arbus. Nacida en el seno de una familia de comerciantes judíos, Diane vivió una infancia acomodada caracterizada por el bienestar y la protección extrema. Sin embargo, el lujo y el confort no representaban suficientes motivos de satisfacción para la joven Diane que sentía una especial atracción por los ambientes más oscuros y periféricos de la sociedad. Toda una paradoja que se formalizó a los 18 años cuando tuvo lugar su boda con el inquieto Allan Arbus, un joven que soñaba con ser actor. Pronto, pero, Allan fue movilizado por la Segunda Guerra Mundial donde aprovechó para iniciarse en el mundo de la fotografía bélica. Una vez en casa, Allan junto con Diane, se introdujeron en el negocio de la imagen estática y pronto empezaron a hacer reportajes para revistas tan importantes como Vogue o Esquire. Eran los años cuarenta y hablar de fotografía en estos momentos era hablar de Cartier-Bresson y Elliot Erwin, fotoperiodistas que convertían su oficio en un arte de la representación de la vida cotidiana. El año 1955 marca un punto de inflexión en la vida de Diane ya que empieza a recibir clases de fotografía por parte de la polémica Lisette Modelo, una retratista que buscaba la plasmación de la miseria, la pobreza y la vejez. En este sentido, es representativa una de las frases que Modelo solía repetir a sus alumnos : "No tomáis el disparador hasta que el sujeto que enfocais no os produzca un dolor en la boca de el estómago". Diane se convirtió, sin duda, en su alumna más aventajada.
Finalmente, el matrimonio Arbus acabó rompiéndose y Diane inició su periodo más prolífico y creativo de una manera casi obsesiva. Como comentó recientemente Allan "Siempre tuve la impresión que Diane se hizo fotógrafa debido a nuestra separación. Yo nunca hubiera consentido que fuera a los lugares que frecuentaba, ni a los bares en Bowery ni a las casas de todas esas personas. Yo me hubiera horrorizado". Efectivamente, la artista comenzó a recorrer los barrios más marginales y peligrosos de New York con el objetivo de captar la miseria humana y mostrarla al resto de la humanidad de la forma más fría posible. Enanos, individuos con deformidades, prostitutas, mendigos,... eran motivos que se colaban a través del diafragma de la cámara de Arbus. Los horrores, la monstruosidad, la marginalidad, la pobreza y la desgracia son temas que se repetían en sus provocativas fotografías. Incluso, personas aparentemente normales acababan siendo percibidas como psicóticos en la realidad de Diane. La fotógrafa tenía la capacidad de mostrar los aspectos más oscuros de cada individuo. Quizás lo más flagrante de las imágenes de Diane es que todos sus modelos miraban directamente a la cámara, con confianza, fusilados por un potente flash que iluminaba toda la repulsión que caracterizaba la escena. En 1967 realizó una importante exposición con el nombre de "New Sensation" que generó una división en la crítica. Sus fotografías descolocaban, atravesaban la conciencia del observador y lo agitaban. Nadie permanecía indiferente cuando contemplaba el arte de Diane Arbus.
Diane acabó convirtiéndose en fotógrafa de culto pero, paralelamente, su vida fue mutando , transformándose en un verdadero descenso a los infiernos, un caos grotesco digno de formar parte de su colección fotográfica. Diane fue descuidándose cada vez más, vistiendo de forma desatendida, volviéndose promiscua y bisexual y participando activamente en numerosas orgías. Finalmente, la retratista de lo anómalo entra en una profunda depresión que la conduce al suicidio el año 1971.
En 2006 el director Steven Shainberg estrenó la película "Fur: An Imaginary Portrait of Diane Arbus", basada en la biografía de la fotógrafa y protagonizada por Nicole Kidman
Muy interesante, el texto y el personaj. Aunque su vida termine de forma tan triste...
ResponderEliminar;)
No conocía la historia de esta señora, gracias por comentarla. Voy a buscar fotos suyas.
ResponderEliminarSigue así Juan!
Gracias a los dos por vuestros comentarios. La verdad es que la vida de Diane, como la de muchos fotógrafos, resulta muy interesante a pesar de su dramático final.
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